Por Juan Ardoy Heredia
•
13 de julio de 2019
En el día a día, de nuestro proceso vital, todo nuestro poder personal esta ceñido y circunscrito a este perfil personal. Y es nuestra mente que sí que sabe manejar informaciones simultaneas, pero hace uso exclusivo de las que hemos decidido personalmente o hemos automatizado en nuestro perfil de personalidad. Nuestra mente, crea a través de la imagen que para ayudarnos a tener conciencia de simultaneidad en una realidad dual. Por ejemplo, si no quieres ver un león. Ya lo estás viendo. Por ese motivo, siempre le digo a las personas que quieren dejar de fumar que a lo largo de su vida han generado memoria histórica de placer fumando. Pues han estado fumando en momentos de placer y cierto relax. Y las proteínas que nos dan conciencia de esos estados asumen la nicotina como nutriente suyo. Por eso, cada vez que hables de que quiere dejar de fumar, nuestra mente nos activa la memoria del placer fumando y de esa manera, al pretender dejar de fumar nos provocamos una gran reactividad que nos generaría mayor deseo de fumar. Este matiz la mayoría de los humanos lo hemos experimentado. Basta que nos prohíban algo para que lo deseemos más. Por ese motivo, cada vez que seamos conscientes del deseo de fumar. Se debe activar inmediatamente el plan de acción acordado en la consulta. Jamás reaccionar ni evitar rutinas diarias. Por ejemplo, no se debe evitar de tomar café porque se asocie a fumar. A partir del tratamiento específico, el deseo de fumar debe ser una bendición, pues tiene que ser el punto de referencia para aplicar el plan de acción específico y disfrutar de ese proceso. Pero paralelamente manejamos un poder ilimitado pero que no somos conscientes de él. Se calcula que cada uno de nosotros realizamos, en cada segundo, unos seis trillones de reacciones de tipo bioquímico para mantener activo nuestro sistema vital. Al parecer, cada mes, regeneramos completamente nuestra piel. El estómago lo regeneramos cada tres días. Entre seis meses y año y medio todos nuestros huesos los hemos autoregenerado. Es decir, desde el mismo momento de nuestra fecundación, cada uno de nosotros estamos creando, organizando, coordinando y regenerando todo nuestro sistema vital de forma automática. Para poder realizar semejante proceso, sólo se puede conseguir manejando informaciones de forma simultánea. Y eso es posible, desde una parte nuestra que podemos llamarla, nuestra parte supraconsciente, Pero estamos en una realidad de tipo energético que como he comentado anteriormente es de tipo secuencial. Por eso, en esta realidad, nuestro consciente lo hemos diseñado para crear límites y secuencias. Siempre desde nuestro código de coherencia de naturaleza exclusiva y excluyente. Poe eso a nuestra realidad la podemos llamar dual. Todo puede ser, bueno malo, positivo, negativo, etc. Somos Emisores y Receptores de información y energía. Cuando actuamos como emisores lo hacemos coherentemente de manera exclusiva y excluyente. Ahí mandamos pues depende de nosotros. Este es un matiz esencial que nos permite comprender que verdaderamente somos imparables cuando alineamos nuestro proceso especifico con el objetivo que perseguimos. Pero cuando somos receptores, siempre somos receptores pasivos e inconscientes de la voluntad del emisor aunque no lo deseemos. Eso es debido, a que tenemos poder de captación extrasensorial y eso nos permite captar la intención del emisor de forma coherente (de manera exclusiva y excluyente), aunque no sea ese nuestro deseo. Ese matiz es esencial para que los demás puedan seguir creando su realidad. Pues todos en definitiva estamos creando la realidad universal. Por ejemplo, imaginemos que delante de nosotros hay una lámpara que esta emitiendo una luz roja y nuestro deseo es que sea azul. Reaccionando y opinando jamás cambiará de color. Para que cambie de color hay que activar un plan de acción específico como puede ser ir y comprar una bombilla azul e instalarla o cambiar con un mando la frecuencia del color azul que pretendemos. Por ese motivo, jamás podemos conseguir crear la realidad que deseamos desde la reacción. Cuando reaccionamos podemos matizar, opinar, etc. Pero nunca podremos conseguir nuestros objetivos desde el estado de reacción. Lo que conseguimos es acelerar el estado degenerativo. Debilitando nuestro sistema energético.