HAY QUE PONER A DIETA A NUESTROS PERSONAJILLOS
Gestionar coherentemente nuestra energía vital debería ser una prioridad básica y esencial, dentro de nuestro proceso vital. Creo que esa es una asignatura pendiente que tenemos los seres humanos. Y que el sistema, donde estamos anclados, ignora.
Todos desde que tenemos uso de razón, actuamos siempre, desde nuestro punto de vista como portadores de la verdad. Pero debemos ser conscientes que como sistemas energéticos que somos, funcionamos coherentemente de manera exclusiva y excluyente, dentro de un Todo. Por lo que manifestamos y defendemos tantas verdades con sus específicos matices, como seres humanos existimos sobre la tierra. Esa es nuestra identidad personal y automáticamente la defendemos coherentemente, es decir, de manera exclusiva y excluyente.
Todo este proceso lo activamos y sostenemos automáticamente dentro de nuestro perfil de personalidad dirigido automáticamente por nuestra mente, a través de tres roles que nos colocan en estados de juicio, victimismo y tiranía. A estos tres roles yo les llamo cariñosamente la activación de nuestros “personajillos”.
En nuestro día a día, generamos un auténtico derroche de nuestra energía vital en cuestiones triviales y sin sentido. Por ese motivo, basta partir de una cuestión que puede ser tan estúpida como por ejemplo; cual es el sexo de los ángeles y dejarla abierta para que cualquier persona opine. Esto generaría un movimiento energético exponencial de dimensiones ilimitadas. Pues cada persona matizará alguna cuestión y seguirá abriendo el debate y normalmente se acaba hablando de otras cuestiones que para nada tendrían que ver con la cuestión de la pregunta inicial. Por eso, el sistema imperante lo sabe y nos tiene entretenidos en programas de chismorreo y de debates políticos.
Cuanto daño hacen los debates y cuestiones políticas, manejadas y reactivadas por sistemas e ideologías manchadas de sangre humana y manejadas por el poder económico imperante. Ninguna ideología, ni de izquierdas ni de derechas ni nacionalistas, ni religiosa, que estén manchadas de sangre humana deberían ser referentes de nadie.
Solo hay que observar este momento lo que está ocurriendo en nuestro país. Que en vez de unirse todas las ideologías para activar un gobierno integrador de todos los matices que el espectro la realidad social ofrece como riqueza. Donde desde la base, todos tengamos las mismas oportunidades para desarrollar nuestros procesos. Dentro de un marco de convivencia donde el respeto al medio ambiente sea prioritario.
Por este motivo, procuro siempre que cualquier persona con la que interactúo en mi consulta, incluidas las que desean dejar de fumar, sea consciente de estos matices con el fin de que pueda hacer un uso más coherente de todo su Poder personal si ese es su deseo.
Cada vez que opinamos o hacemos una valoración, (como siempre actuamos coherentemente de manera exclusiva y excluyente) lo hacemos asumiendo y desechando su opuesto. De ese modo, activamos el rol de Juez. Instantáneamente hay personas a favor y otras en contra de esa valoración específica. Con lo que instantáneamente se activan los otros dos roles, o lo que yo suelo llamar” personajillos”, victima y verdugo que se manifiestan, activando sentimientos y emociones propios y típicos como pueden ser, (rabia, resentimiento, ira, odio, pena, tristeza, etc.), desencadenando estados de victimismo y tiranía.
Todo eso genera un gasto energético importante ya que los sentimientos y emociones de estos “personajillos”, propios o los de las demás personas, suelen crear estados muy reactivos. Volviendo al ejemplo recurrente del coche, sería como sobre acelerar el coche que de ese modo se irá degenerando cada vez más hasta que se debilite y quede inservible.
Es decir, pasamos toda nuestra vida defendiendo nuestros límites como si se tratasen de la verdad absoluta. Y en nombre de lo que consideramos la verdad, solemos cometer autenticas barbaridades. Pero dentro de los sistemas políticos y religiosos esta reactividad puede incluso desencadenar la violencia física e incluso la muerte. Tristemente la historia de la humanidad ha ido generándose a través de guerras y de imposición de ideología apoyadas en el terrorismo.
Yo creo firmemente que nada puede existir detrás de la verdad que realmente valga una vida; entre otras cosas, porque la vida es una manifestación de la verdad misma y si la masacramos, lo que estaremos consiguiendo es aniquilar nuestra esperanza y nuestra verdadera razón de ser.